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marzo 29, 2024

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JÉSSICA Y ARMANDO HURTADO ZÁRATE

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Iniciar un negocio no es fácil, en el camino te encuentras obstáculos que son más sencillos de sobrellevar si se está acompañado de pilares que te hacen fuerte como la familia, muestra de ello son los hermanos Hurtado Zárate, quienes unieron su expertise para crear La Casona del Arco, un restaurante que resalta la cocina mexicana.
   Él es egresado de Gastronomía por la Escuela Culinaria Internacional (ECI), en Guadalajara, y ella mercadóloga por la Universidad Iberoamericana León, una mancuerna que fomenta la comunicación y el trabajo en equipo entre sus colaboradores como parte de su estrategia.
   “Tratamos de escuchar a todas las personas (que trabajan con nosotros), tener comunicación con las diferentes áreas para una buena relación empezando con nosotros, porque al final de cuentas todos dependemos de lo que los demás hagan”, dijo Jéssica.
Desde hace tiempo ambos consideraron la idea de emprender juntos un negocio, pero se concretó una vez que Armando contaba con experiencia en su ramo al trabajar en restaurantes en Guadalajara, León y Nueva York.
   “A partir de ahí comenzamos a crear el proyecto de La Casona del Arco que nos llevó bastante tiempo. Nos enfocamos mucho en la comida mexicana, ya que creímos que era una necesidad de la ciudad, había muchos restaurantes de parrilla argentina e italianos; vimos un nicho de mercado y empezamos a desarrollar tanto el menú como el diseño del lugar”, explicó Armando.
   Otro punto importante que consideraron fue la ubicación, a unos cuantos metros del emblemático Arco de la Calzada, una zona donde comenzaba el boom de los bares y eran pocos restaurantes.
   Al momento de emprender, el primer reto que encontraron fue la tramitación de los permisos y conforme iba avanzando el proyecto con otros de diferente índole en las áreas operativa y administrativa.
Para Jéssica la mayor satisfacción es ver que algo que comenzó desde cero ha ido creciendo y rindiendo frutos pues asegura que al menos ella no tenía experiencia en este giro ya que antes laboraba para el sector calzado. Mientras que, para Armando le es muy gratificante dedicarse a su gran pasión: la cocina.
   “Lo que más me apasiona es el hecho de poder proyectar a la gente en la comida algunos gustos personales. Me apasiona muchísimo trabajar día a día con mi equipo y estar en un lugar muy agradable,  no se me hace tedioso venir a la chamba”, confesó Armando.
   Estos jóvenes han logrado posicionar en poco tiempo a La Casona del Arco como un restaurante que va más allá de solo ofrecer lo básico, con conceptos como speakeasy inspirado en establecimientos que vendían de manera ilegal bebidas alcohólicas durante el periodo de la Prohibición 1920-1933, que años más tarde se convertirían en bares exclusivos.
   Además son promotores de la cultura y las artes al incluir festivales de jazz, de cine, exposición de pinturas; así como la invitación que le han extendido a cocineras tradicionales para compartir la gastronomía guanajuatense a sus comensales.
   “El próximo año pretendemos meter obras de teatro, ópera y seguir colaborando con el talento local siendo una plataforma para que ellos puedan presentarse”, afirmó Armando.
   Seguir con la consolidación del restaurante es uno de los objetivos que tienen en mente y para que suceda tal cosa buscan que el próximo año se convierta en un producto turístico brindando una experiencia sin igual, así como expandirse con sucursales en territorio nacional.
   A otros jóvenes que están por abrir un negocio les sugieren plantear objetivos claros, no frustrarse ante las dificultades y buscar asesoría de expertos para salir adelante de los problemas por muy pequeños que pudieran parecer.

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