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marzo 28, 2024

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Carlos Dávalos Rubalcava

Por

Por Fernando González

 

Sin duda, uno de los pilares detonadores de las compañías de seguros en la región, Carlos Dávalos Rubalcava, nació en México, DF el 20 de febrero de 1914, hijo de Edmundo Dávalos y Mercedes Ruvalcaba, quienes además procrearon a Edmundo, Guillermo, Jesús, Humberto, Mercedes y Julio, siendo Carlos el menor de todos.

Hizo estudios como Contador Privado en Los Ángeles, California, y es invitado a trabajar en el Banco Germánico donde encuentra una excelente atmósfera laboral y una gran oportunidad de aprendizaje, pero estalla la segunda guerra mundial y se rompen las relaciones con Alemania; sus patrones lo invitan a trasladarse con el banco a Argentina, pero por consejo de sus hermanos decide no aceptar. Viaja a Torreón donde trabaja en la Continental Rubber, Co., empresa norteamericana que enviaba el guayule lagunero procesado para fabricar llantas necesarias en la guerra. Al término de ésta, trabaja en el Consulado de México en Nueva York ocupando el cargo de Controlador de Pago de Viáticos y Gastos a los diplomáticos mexicanos en el extranjero, puesto que le atrajo numerosas amistades. Como condición el cargo exigía que estuviera casado, así que viajó a Aguascalientes para visitar a una sobrina muy guapa y le propone matrimonio.

En septiembre de 1946 contrae matrimonio con la Señorita Josefina Ruvalcaba Enríquez y durante siete años radican en Nueva York, donde al fin de ese periodo nacen sus hijos Carlos y Gaby. El Cónsul de México en la Gran Manzana era el Doctor Antonio P. González Cárdenas. Le anuncian que debería trasladarse a vivir a París, Francia, pues el puesto lo requería, lo que no acepta dado que Europa aún no se reponía de la gran guerra. Don Antonio lo invita a radicar en Torreón y le facilita un rancho algodonero, llega con la familia a punto de que naciera Susana, su tercer hijo. Invierte sus ahorros en reparar norias, comprar semilla, insecticidas y fertilizantes, cuando ocurre una gran sequía que manda al traste sus sueños de agricultor dejándolo en la ruina.

Entra a trabajar de lleno en los seguros con José Garza González, quien era el Director en Monterrey de Seguros La Provincial y La Nacional, Cía. de Seguros, y monta la primera oficina de estas firmas en Cepeda 169 sur, justo al lado del Cine Nazas. Pronto le dan la Gerencia por abrir con éxito en La Laguna esas empresas y arma un equipo de agentes con los hermanos Gallardo, Oscar González Ledesma, José Manuel de la Rosa, Pita de la Rosa, Alfonso Rodríguez Zertuche y Heriberto Álvarez. Extiende su dominio a Saltillo (donde atiende al Grupo Gis y a las familias López, Arizpe y Rodríguez, entre otras) y Durango. Se hace merecedor de toda clase de reconocimientos, premios y viajes de convenciones por todo el mundo. En 1990 traspasa su cartera de clientes a su hijo Carlos, aunque decide seguir como agente, logrando magníficas ventas.

Su vida era un péndulo entre el trabajo y la familia; solamente un breve tiempo formó parte del Club Sembradores de Amistad y tuvo el privilegio de ver que su hijo Carlos fue cofundador y primer Presidente del segundo Club Sembrador en La Laguna. Fue un hombre estricto con sus hijos, pero muy cariñoso. En las vacaciones los llevaba a lugares distantes y se dedicaba por entero a su familia. Gustaba de la música de las grandes bandas, como la de Glen Miller. Después de trabajar hasta los 91 años en el ramo de los seguros, finalmente se retira. Fallece el 25 de julio de 2009, a la edad de 96 años.

Fuente: Lic. Carlos Dávalos Rubalcava, apuntes familiares.

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