Fotos: Archivo PLAYERS of Life
Una noche cualquiera, con ánimo de descubrir algo distinto, llegué a Mirlo. No sabía exactamente qué esperar, pero el nombre ya me decía algo: elegancia ligera, vuelo nocturno y algo sonoro. Al abrir la puerta entendí que no era un bar más; es una experiencia para quienes amamos los detalles.
Mirlo está al norte de la ciudad y es el primer listening bar de Saltillo, con un sistema de audio diseñado para los más exigentes: tornamesas, vinilos de los 80 y 90, y un sonido dividido por frecuencias que te envuelve sin importar en qué rincón estés. La música aquí no es fondo, es protagonista.
Lugar con intención
El espacio es íntimo y cuidadosamente planeado: hoja de plata en el techo, un sol de cobre que refracta luces al ritmo del ambiente, y una barra de terrazo, material que también se usó en el Coliseo Romano, hecha por un artesano de Torreón.
Pero lo que realmente terminó por conquistarme fue su carta líquida. El mixólogo Samuel Prado, con la energía generosa de quien disfruta su trabajo, me preparó el Saint Germain, uno de mis favoritos personales y que recomiendo ampliamente, y luego me sorprendió con El Zenzontle, un cóctel insignia con sake y licor de ciruelo japonés que balancea perfecto entre lo floral, lo umami y un toque de dulzor. Cada trago tiene historia, nombre con concepto, e inspiración en cactáceas, aves o figuras musicales.
Aquí no hay lugar para el drink genérico. Si no sabes qué pedir, Samuel te hace un pequeño test de sabor y crea un cóctel a tu medida. Literal.
Mirlo es para quienes quieren una experiencia completa, escuchar música y conectar con gente que aprecia la coctelería con carácter. Sí, definitivamente volvería. Anímate a conocerlo.
