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abril 23, 2024

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El legado de Otto Schott

El hombre que ha marcado un antes y un después en la arquitectura de la Comarca Lagunera

Por

Historia, legado y excelencia en el trabajo, hablar de Otto Schott implica, no solamente una responsabilidad mayúscula sino una odisea mental para cualquier escritor que se atreva a intentar contar su historia, y es que es tanto lo que se tiene por contar que temerosos podemos llegar a omitir temas importantes e incluso trascendentales de la vida de este gran personaje lagunero. El mes de abril trae consigo una de las ediciones más preciadas para nuestros queridos lectores, con el tema arquitectónico como estandarte principal, la revista se llena de un sinfín de reportajes con profesionales y expertos de la materia, la cual es observada y analizada desde muchísimos ángulos: desde el político hasta el social, pasando por la técnica, planeación y hasta origen. Es en este tenor que nos enorgullece platicar con Otto, un lagunero con raíces alemanas, obvio, que básicamente abarca todo lo antes mencionado y que, además, aprovecha el espacio para brindar un mensaje de unidad y empuje para todos los habitantes de su querida Comarca Lagunera.

“Ensamblado por alemanes en la República Mexicana”, así comienza Otto una narración de su vida que nos llevará a recorrer sus puntos más altos y de mayor éxito en su carrera. Nacido en Torreón, Otto Hermann Schott Jr. cuenta y recuerda cómo su padre deseaba que fuese Ingeniero Mecánico, claro está la raíz alemana haciendo su acto de presencia; sin embargo, como ya todos sabemos, se decantó finalmente por la arquitectura. Un Exatec en toda la extensión de la palabra, siempre inquieto, pulsante y con una vibra que contagia, realmente lo hace, a ser mejores día con día, Otto logró diseñar y estar a cargo de importantes proyectos que hasta el día de hoy sobreviven y han sido referencias obligadas para los demás arquitectos, no solo de la región sino del país.

Con obras desde residenciales hasta industriales, nuestro invitado platica con orgullo que estuvo a cargo de la primera Soriana, Soriana Centro, la casa club del Campestre e incluso la famosa herradura del campo de futbol en San Isidro, hogar de la ya desaparecida Ola Verde del Laguna. Sobre su muy particular estilo al diseñar señala que no es su estilo el que importó nunca, sino el que quisiera la persona que estará viviendo o utilizando las
instalaciones y es que eso, considera, es lo que hace a un buen arquitecto, aquel capaz de conocer al cliente y lograr transmitir su personalidad a través de un inmueble.

Parte de su espíritu “mitotero”, como le gusta llamarle, está reflejado en las asociaciones, consejos y juntas de las que ha formado parte. Fue fundador del primer Colegio de Arquitectos de la Laguna, también, junto a otros distinguidos personajes, fundó el Tecnológico de Monterrey, Campus Laguna y la Ibero Torreón, además formó parte del consejo directivo del Colegio Americano de Torreón y del equipo de futbol Laguna.

Otto, de 81 años, reconoce que viene de una generación de personajes que han salido adelante luchando incesantemente por su región, es por eso que siempre está en búsqueda de unión para los laguneros. Frecuentemente se junta con arquitectos de la región para charlar y exponer lo que considera mejor para la Laguna en estos días, también en su residencia ha recibido a grandes personalidades e importantes consejeros de las empresas más importantes de México. Hablando de la Comarca, considera que debemos defender más nuestra propia identidad y cultura, unirnos como sociedad y pensar en la tierra que nos vio nacer; esto, logrado con base a algunos planes económicos que frecuentemente discute con empresarios de la región. Lo tiene claro, Otto quiere una mejor Comarca para las futuras generaciones.

Como arquitecto, no cabe duda que es el más reconocido de la región, su obra se puede ver en muchas partes de Torreón, marcando un antes y un después en la arquitectura regional. Insta a la comunidad a dejar de usar la palabra “remodelación” y empezar realmente a crear e innovar en bien de nuestra ciudad. Se lamenta del estado del centro de la ciudad, argumentando que éste llegó a ser muy bonito gracias a la cantidad de inmigrantes en la zona, quienes llenaron de arquitectura diversa la región; sin embargo, sabe que debemos procurar y cuidar los elementos históricos que han marcado nuestra ciudad. Además de las obras ya mencionadas anteriormente, Otto construyó un hotel en Mazatlán, en el cual aprovecha para disfrutar tiempo en familia y con amigos, a los cuales agradece la compañía, amistad y amor durante todo este tiempo.

El legado de Otto se extenderá por muchos años más gracias a su ejemplo de trabajo y enseñanza para los laguneros y jóvenes arquitectos, quienes no dudan en tomar a este personaje como una referencia obligada en la arquitectura lagunera. Sobre si un día pensó en enseñar y ser catedrático, recuerda que solamente un día duró esta actividad y, aunque no le encanta, le fascina transmitir su conocimiento mediante largas charlas y palabras de aliento.

A nota personal, un cálido abrazo de respeto a Otto, un señor de 81 años que sigue igual de inquieto que en sus mejores años, que nos recibió con un gusto tremendo y que, a pesar de haber batallado para encontrar su mejor sonrisa frente a las cámaras, siempre se mostró amable y abierto a contarnos su historia. Futbolero como pocos, el “click” con su servidor fue inmediato, profundizamos en el tema, hablamos de Santos y nos presumió sus playeras del Bayern München, equipo del que es seguidor desde pequeño. Aprovechando el tema le pregunté de los estadios y qué tanto conocía, cuenta que la arquitectura alemana se ha levantado después de guerras y eventos catastróficos a nivel mundial y no es posible que en Torreón sigamos igual; parafraseamos a Valdano quien siempre ha manifestado: “lo ideal para la FIFA es que el mundial de futbol siempre sea en Alemania, es perfecta, los trenes no fallan nunca, es impresionante”. Y mucho de esta filosofía la podemos ver en Otto, centrado, coherente y perfeccionista, amante del detalle y visionario como pocos.

Con muchísimo gusto agradecemos a Otto y su querida esposa, la Sra. Alejandra Haces Gil, quienes muy amablemente nos recibieron en su residencia de Lerdo, una casa preciosa con todo el toque familiar, además comenta, sin disimulo en su sonrisa, que todos los sábados tienen reuniones familiares y comen juntos en su jardín. No cabe duda que la calidez humana y esfuerzo a lo largo de estos años ha generado un fruto enorme en esta pareja. “56 años tenemos en este hogar”, feliz con abrirnos las puertas de su casa nos platica Alejandra.

Finalmente, Otto asevera que a pesar de los múltiples homenajes de las diferentes instituciones de las que ha formado parte nunca se ha acostumbrado a usar saco, simplemente no le gusta, y creo que es lo correcto, conozco a pocos arquitectos que les encante ponérselo. Eso sí, como era para la portada de PLAYERS lo usó con gusto y cuando tocó sonreír, ni recordar la más bella de sus obras lo hacía esbozar una sonrisa, no está acostumbrado a reflectores, es más, no le gustan. Tras unos 15 minutos de sesión, mi fotógrafo no me dejará mentir, encontramos la fórmula: “sonrisa de que ganó el Bayern”, se nos ocurrió decirle, no tardó ni un milisegundo, y sonrió. Y es que como dice Otto: “todas mis reuniones deberían ser en el Territorio Santos Modelo, nadie faltaría, el futbol une pueblos y culturas”, y la verdad no podemos negarlo, además logra lo que pocos, hacer a hombres felices y sonreír, ¿verdad?

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