Este domingo más de 89 millones de mexicanos saldrán a las calles a ejercer su voto para elegir Presidente de la República y en algunos casos senadores y diputados. Por todos es conocido que en esta parte del proceso electoral se aplica la Ley Seca, cuyo objetivo es asegurar que se lleve una jornada en paz.
Esta restricción se fundamenta en el artículo 300 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, a través de la cual se solicita que el horario de bebidas embriagantes sea restringida, dependiendo de las reglas que existen en cada una de las entidades del país.
Al ser una normativa que depende de las leyes de cada Estado, en el 2018 solo se implementará en Ciudad de México, Nuevo León, Puebla, Michoacán, Yucatán, Chihuahua, Coahuila y Quintana Roo. Existirán lugares donde la venta será permitida únicamente en restaurantes que también ofrezcan alimentos y otros donde la venta será restringida por completo.
Se estima que fue en la década de los 40 cuando se implementó esta media, debido a que partidos políticos usaban el alcohol como motivación para que la gente acudiera a las casillas, pero solo generaba caos y descontrol. En la actualidad, no existen estudios que demuestren la efectividad de la ley seca y se trata de una restricción que solo se implementa en países como Bulgaria, Lituania, Turquía, India, Filipinas y Tailandia.
De acuerdo con datos de CANIRAC, esta ley en lugar de ser beneficiosa, afecta los bolsillos de todos los mexicanos, pues los ingresos de un millón 725 mil empleados del sector restaurantero ven afectados sus ingresos de manera directa, al bajar los consumos y las propinas. De forma indirecta, los proveedores también sufren las consecuencias pues los pedidos también bajan, y el sector turístico también es perjudicado al no poder ofrecerles una bebida diferente para acompañar sus alimentos.
