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marzo 19, 2024

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De vinos y letras

Culturizándonos con Valente Arellano Flores

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Con casi 60 años dedicado a la industria del vino en nuestro país, el enólogo Valente Arellano Flores nos comparte algunas de sus vivencias obtenidas de esta placentera profesión, misma que lo ha llevado a conocer rincones bellísimos del mundo y a degustar los más finos vinos sobre la tierra. 

Con 80 años, Valente luce fuerte y con una memoria envidiable, agradece nuestra invitación y me muestra algunos de sus textos; es un gran escritor del tema vitivinícola y es a través de su pluma como hemos conocido mejor al hombre amante de los toros, el arte y la cultura.

Inicia nuestra charla aclarando que desgraciadamente la expresión “tomar vino”, en México, es referirse a ingerir cualquier bebida alcohólica y que lo correcto al referirse a la mencionada bebida debe aplicar única y exclusivamente al producto fermentado del jugo de uva: el vino blanco o tinto. 

Señala al vino como una bebida sana y que, por supuesto, tiene que ser tomada con moderación. Sobre la cultura que rodea al vino, dice que no es casualidad que los países con menos índices de alcoholismo como España, Francia, Italia y Alemania, sean los mayores productores de vino. 

Recuerda sus inicios en la Vinícola del Vergel, en donde empezó a interesarse por este negocio y en la cual crecieron de forma exponencial hasta lograr vender, desde cero, hasta 3 millones de cajas de Brandy Viejo Vergel; el rol específico de Valente era director de producción, supervisar desde recibir la uva hasta entregar el producto embotellado en almacén. 

Gracias a su estancia en Vergel conoció muchas ciudades, campos de coñac y viñedos; recuerda una de sus experiencias con la casa de coñac Martell en México en donde el técnico principal, francés, le cuestionó sobre la periodicidad con la que lavaba sus alambiques, impresionado Valente descubrió lo que era un buen catador: una persona capaz de con el olor saber situaciones de éste tipo, no solamente hablarte del vino en sí. 

Posteriormente asesoró a varias empresas vitivinícolas y fue invitado a Tequila como asesor, por lo que adquirió conocimientos del tequila, incluso adquirió un rol importante en la compañía Tequileña, casa del buen tequila. 

Actualmente cuenta con muchos amigos en la industria y ha comenzado a estar más ligado en el tema del tequila y del mezcal, admite que es más complicado porque intervienen más procesos y se pueden hacer más mezclas. 

LA INDUSTRIA EN MÉXICO 

“Creo que la industria del vino en nuestro país se ha vuelto reconocida, hace mucho años teníamos la idea que en cualquier lugar se podía hacer un buen vino y no es así; la región lagunera no es apta, en mi opinión, para hacer vinos de mesa, es demasiado caliente”. En regiones como Parras, el Valle de Guadalupe y Querétaro puedes encontrar buen vino, además señala que es demasiado accesible en la actualidad, algo que en su tiempo de joven era difícil de conseguir. “Hoy, hasta con $200 consigues uno muy bueno, además que hay miles de marcas; en una región, digamos, por ejemplo, de Francia, hay cerca de hasta 200 estilos de vino”. 

UN MUY BUEN VINO 

“Un vino excelente para mí es el Chardonnay de Casa Madero; gracias a mi experiencia puedo distinguir si está hecho con Merlot o Malbec, de ahí la importancia y relevancia de las etiquetas, el vino debe saber a lo que señala su etiqueta. Un buen vino se distingue cuando te recuerda el aroma de la uva de la que proviene”. 

“Lo más típico para detectar un vino no tan bueno es el olor a vinagre y que sea dulce cuando la etiqueta dice seco y viceversa, creo que antes de distinguir lo que es bueno, debemos empezar por distinguir lo que es malo”.

ANDALUCÍA, SU PARAÍSO TERRENAL 

Entre risas, Arellano Flores, nos platica que la región de Andalucía sería como un paraíso para él, y es que ahí encuentra toros, arte y buen vino. Amante de lo que hace, roba la atención en cenas y eventos gracias a lo intrigante y místico de su profesión, y es que a todo mundo le interesa cómo se elabora un buen vino. 

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