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abril 19, 2024

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María Elena Arellano Flores

Una vida entregada a la educación y al servicio de los demás

Por

Por Fernando González

Nació en Torreón, el 18 de agosto de 1942, hija del licenciado Valente Arellano López originario de San Luis Potosí y Consuelo Flores Tello, de Durango, Durango, quienes además, procrearon a Valente, a la propia María Elena, María Eugenia y Artemisa. Al ocupar su padre un cargo en el Ministerio Público Militar, le toca en suerte trasladarse a Torreón donde forma su familia, fincando su residencia en la esquina de Juan Antonio de la Fuente y avenida Matamoros, lugar en el que también abrió su notaría pública. María Elena cursa sus estudios en el Colegio La Paz, institución en la que finca amistades tan profundas que durante más de 50 años se encontraban regularmente para compartir vivencias y recuerdos.

Estudia, además, Comercio y al terminar va a una escuela de idiomas de las Madres Ursulinas en Kansas, Estados Unidos, a estudiar inglés, facultad que desde pequeña reflejaba al inventar idiomas ante sus familiares. Su ideal era dominar cuantas lenguas se pudiera. Ya un tanto mayor, estudia Terapia Gestal, Programación Neurolinguística, Logoterapia, Desarrollo Humano y el idioma francés. Ingresa a los 19 años como la primera mujer en dar clases de inglés en el Instituto Francés de La Laguna, recomendada por su padre quien era el asesor jurídico del instituto y era atendido por el hermano José Cervantes. En esa institución María Elena permaneció durante 19 años con su materia siendo muy querida y apreciada por tantas generaciones de jóvenes que la llamaban sencillamente “miss”, generando en ella un profundo amor por el francés. Dio clase de inglés en la Carlos Pereyra donde también era muy apreciada por los padres jesuitas y el alumnado.

Dio clases particulares a destacados empresarios y políticos laguneros en su hogar donde construyó un salón de clases; igualmente atendía a empresas como Madesa y Libra y agencias de autos como Misol y el grupo Murra Talamás donde impartía clases al personal en general. Señalaba siempre que sus exalumnos del francés eran personas que estaban haciendo mucho por Torreón y La Laguna. Era común que a María Elena se le invitara constantemente a ceremonias inaugurales, aniversarios y festejos empresariales y por supuesto cuando cada generación del Instituto Francés celebraba aniversarios de su graduación.

Casa el día 11 de octubre de 1968 con Humberto Villarreal del Bosque, en la capilla de la colonia Los Ángeles, con quien procrea a sus hijas María Elena, Alida, Valeria y Belinda, dándoles a sus 4 hijas formación universitaria y manteniendo un hogar amoroso e integrado hasta su fallecimiento. María Elena vivía intensamente; decía que la mejor manera de disfrutar la vida era ser agradecidos. Viajaba lo más posible, leer y escuchar música clásica y era fanática de los Beatles, le encantaba ver los juegos del Santos porque apreciaba y admiraba mucho a Oswaldo Sánchez. Le gustaba ayudar a los demás y participaba activamente en la Ciudad del Niño con Cristy Murra, donde daba inglés a los pequeños.

Su intención era educar lo más posible y ayudar a los hijos de las señoras que trabajaban en su casa pagándoles lo necesario para que hicieran sus estudios. Siempre buscaba la respuesta a las dudas, era investigadora por naturaleza, consultando siempre las fuentesx donde obtuviera la respuesta.

Como exalumno del Francés, de la generación 1955-1966, tuve la fortuna de ser alumno de miss Arellano, que al igual que muchos compañeros de diversas generaciones, encontramos en María Elena no solo a la maestra de inglés, sino a una verdadera amiga, generosa en su sonrisa y excelente trato, lo que cultivó una amistad presente durante más de 40 años.

Profunda creyente en Dios, María Elena escribía y hablaba sobre la muerte a la que en su momento enfrentaría con absoluta tranquilidad al haber llevado una vida constructiva que le permitía gozar de una fortaleza interior y estar en paz con todos y consigo misma. María Elena fallece tras sufrir una enfermedad letal que; sin embargo, nunca la hizo rendirse. Cuando regresaba de las quimioterapias se mostraba aún más activa y feliz con sus 3 nietos varones a quienes naturalmente adoraba. Finalmente, fallece el 16 de junio de 2017 en la Ciudad de México.

Admiradora del pintor impresionista francés Claude Monet, sus queridas hijas y sus 3 nietos llevaron parte de sus cenizas a depositarlas en el pueblito Giverny, a 40 minutos de París, lugar donde nació y vivió el pintor; otra parte de sus cenizas descansan en Londres, Inglaterra, país que admiraba mucho. Una tercera parte de sus restos reposan en la casa de su hija Valeria en la ciudad de Querétaro. Algún día, María Elena, nuestra querida miss, nos volveremos a encontrar… see you later, miss! 

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