SOFÍA SEGOVIA

Una mujer que transmite su pasión desde el primer momento, en cuanto se toca el tema de la escritura y lectura, te das cuenta de que es algo que la inspira y emociona. Con un gran amor por su familia y a través de ellos por nuestro país, es este amor el que ha inspirado algunos de sus trabajos, los cuales ya han sido llevados por el mundo exponiendo en sus novelas todo el cariño que ella siente por nuestra cultura. La regia mezcla su imaginación y conocimientos para obtener como resultado historias que transmitan sentimientos y aprendizajes. Es esta mujer apasionada, que siempre defiende en lo que cree, la que nos habla un poco de su carrera y cómo el trabajo arduo siempre termina dando frutos a pesar de las largas esperas.

Recuerdo desear aprender a leer y a escribir, pues me fascinaba cuando mis hermanos mayores y mi nana me contaban historias, me leían cuentos o me cantaban corridos de la Revolución. Este gusto se reforzó en mi colegio, donde se fomentaban la lectura y escritura. Cuando tenía oportunidad de escribir cuentos, era la más feliz. Supe desde siempre que era escritora, pero todavía no sabía que podía aspirar a ser novelista, pues en el Monterrey de mi época no se promovía mucho el interés por las artes. Al escoger una carrera que me permitiera escribir, creí que mi única posibilidad era el periodismo. Pronto me di cuenta de que no: era una carrera peligrosa en la cual no podía explotar mi imaginación. Encontré otras maneras de escribir: como ghostwriter de discurso político o social, o como coordinadora de imagen de campañas políticas. Escribí obras para el teatro local amateur donde incluso actué y canté. Pero seguía sin darme cuenta de que alguien como yo podía soñar con ser novelista. Fue en el 2000 cuando las circunstancias me orillaron a hacerme esta pregunta: ¿qué he hecho de lo mío? Y también: ¿qué es lo mío? Comprendí que lo que era absolutamente mío, era escribir cuentos como hacía en la niñez y juventud. Cuando decidí entrar a un taller de creación literaria, el maestro me hizo otra pregunta: “¿De qué va tu novela?”. Me tomó 35 años, pero de inmediato comprendí que ese siempre había sido el sueño completo: ser una escritora novelista.

Lo mío es la  ficción. Lo que escribo nunca es biográfico, aunque sí se nutre de algunas impresiones propias. Mis novelas Huracán y El Murmullo de las Abejas surgen de una misma pregunta: ¿Qué es México? Busco entender a mi país de contrastes e incoherencias. También qué papel juega Monterrey en este, y este en el mundo.

Noche de huracán la terminé en el 2003, pero no fue sino hasta el 2010 cuando la publicó CONARTE. Entonces fue cuando me senté a escribir El Murmullo de la Abejas, la cual fue nombrada descubrimiento literario del año cuando se publicó en todo el mundo hispano en el 2015. Ésta le abrió la puerta a mi primera novela. Ahora, como Huracán, también se encuentra en todo el mundo. Mi tercera novela se publicará en el 2018.

Definitivamente. En mi infancia, lo prioridad en Monterrey era el desarrollo industrial y comercial. Si acaso había librerías, eran académicas. Ya para el 2010 había muchas. También museos, conciertos, una renombrada escuela de música y danza, coleccionistas de arte, muchos lectores. La ciudad invertía en lo que nos alimenta el alma. Fue un logro de la sociedad, las universidades, los grandes empresarios y los gobiernos. Aunque falta, vamos por buen camino.

   Por otro lado, México es conocido como un país que no lee. Debemos cambiar esa narrativa y recalcar que, aunque falta, cada vez se lee más. Los jóvenes leen muchísimo más que las generaciones pasadas. Mi generación también lee mucho más hoy, que hace años. Es importante multiplicar lectores: un país que lee, es un país que piensa.