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abril 20, 2024

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Adán Lozano

Por

Hablar de Adán Lozano es hablar de autenticidad, pasión y sencillez. Al referirnos a la arquitectura de nuestra ciudad, es inevitable que su nombre salga a relucir, ya que a lo largo de sus 60 años de trayectoria profesional ha marcado pauta con proyectos, por los cuales ha recibido múltiples reconocimientos y distinciones, como Sembradores, Calli de Cristal y Obras Cemex.

El arquitecto originario de Zuazua, Nuevo León, seguido va a comprar hojarascas a dicho municipio, porque considera que las de ahí son las mejores que ha probado y le encanta compartirlas con su familia, integrada por su esposa Bertha Antonia Vázquez de Lozano, sus hijos y nietos. Cabe señalar que estas galletas tradicionales de nuestra región, y que siempre compra en el mismo lugar, son sus favoritas, además del sabor, por una razón realmente alejada de la percepción de su sentido del gusto y más cercana a la sensibilidad de su vista, “Me gusta mucho ir a comprarlas ahí porque al llegar se puede apreciar que todo el cuarto tiene el piso de cemento pulido y por el frente cuenta con una limpieza y orden que me hizo pensar ‘Vaya, es esta la razón por la que siento semejante admiración por las hojarascas’”, compartió. Es de Zuazua, donde Lozano aprendió lo que significa la arquitectura para él, este lugar lo enseñó a vivir de acuerdo al clima, pues supo responder a sus necesidades aun sin contar con arquitectos en esa etapa. El pionero de la arquitectura moderna en nuestra ciudad, estudió su carrera en el Tec de Monterrey en la década de los 50, donde recibió una formación integral por destacados maestros de diferentes países como Alemania e Italia, así como del reconocido Manuel Rodríguez Vizcarra, “El mejor maestro que tuve en mi vida, sabía muchísimo”, compartió. Años después, en la década de los 70, fue invitado a diseñar una casa para Sorteos Tec en el sector Fátima, misma que se convirtió en la primera casa moderna de esta organización, lo que provocó opiniones encontradas por romper por completo con el estilo americano en el que estaban inspiradas las anteriores; sin embargo, los boletos se agotaron un mes antes del sorteo, lo que lo llevó a ser invitado nuevamente para diseñar 3 casas más. A lo largo de su carrera, Lozano se ha codeado con figuras de su admiración, como Luis Barragán y Rufino Tamayo, con quienes tuvo la oportunidad de trabajar en diferentes proyectos, además de entablar una muy cordial relación personal y profesional. Su sensibilidad por la estética, su originalidad y sus firmes convicciones sobre lo que considera que es la arquitectura están sembrados en cada una de sus obras. Actualmente, dirige su despacho Lozano Arquitectos junto a su hijo Mauricio, con el que ha desarrollado poco más de 300 proyectos, residenciales, intervenciones, agencias de automóviles, edificios comerciales y de departamentos, y clubes deportivos y sociales.

“Es admirable que un pueblo que no tuvo educación en cuanto a arquitectura tuviera casas construidas 2 escalones arriba de las calles porque no estaban pavimentadas, cuando llovía se hacían ríos. Contaban con techos inclinados para juntar el agua y echarla al aljibe, de ahí la tomaban, si se llenaba, solo giraban una llave y caía a una pileta y de ahí sacaban agua para lavar los trastes. Cómo no voy a admirar a esa gente, si no había arquitectos”

“El estilo para mí no existe, es una respuesta. Depende si me piden el proyecto en una montaña o para la ciudad”

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