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abril 19, 2024

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BARBI MAYORQUÍN

Por

La enfermedad del renacer
Por Barbi Mayorquín
La historia empezó este mismo año…
En septiembre del 2015 me casé y en enero decidimos embarazarnos. Fui al ginecólogo, con quien tenía años checándome regularmente y quien siempre tenía un diagnóstico muy positivo: “tienes tu matriz perfecta”, “el lugar ideal para tener bebes”… Me dejé de cuidar en enero y le comenté que estaba muy inflamada del estómago, una inflamación que se atribuyó a una colitis. Ya tenía dos años diciéndome que me relajara, “es colitis, es colitis…” , pero todo me caía mal, no sabía si era colitis, si era el gluten, si eran los lácteos…
   A mi esposo no le terminaba de encantar que ese doctor me atendiera, porque estaba muy apegado a la idea de que yo tuviera a nuestro futuro hijo en su hospital. Así que me convenció de tomar una segunda opinión. Le comenté a mi nuevo doctor: “He estado muy inflamada, siento como una punzadita de este lado, creo que fue porque dejé de tomarme los anticonceptivos”. Me dijo que no era normal y me indicó que lo primero era hacerme un eco. Desde que colocó el aparato sobre mi estómago dijo “esto no está bien, tienes un quiste”. Volteé a la pantalla y no veía nada, era una enorme bola negra, una bola que medía más de 14 centímetros. “Te tengo que operar ya, porque si ese quiste se revienta es súper delicado, pero aparentemente no se ve ninguna malignidad, no te preocupes”. Me hicieron la laparoscopia y aparentemente todo  bien.
   A los dos días nos dieron el resultado histopatológico y yo ya me las olía, uno presiente. Me dijeron “Tenemos que volverte a meter a quirófano, tienes dos posibilidades: si quieres ser mamá te arriesgas a que la malignidad aumente, porque es muy probable que si un ovario tiene cáncer, lo tengan los dos”. Hay cuatro fases en el cáncer de ovario; yo estaba en la 1C, después de la segunda cirugía mi etapa era 2C (ya había invadido el ovario derecho) por lo que agradezco que mi cirujano oncólogo haya sido tan atinado en el diagnóstico.
   Cuando una mujer empieza a producir demasiadas hormonas, y considerando que todas las vitaminas y minerales están encausados al bebé, es muy delicado que te embaraces. Yo estaba recién casada, obviamente no podía exponer a mi esposo y a mí hijo… Entonces decidí operarme. Me quitaron trompas, matriz, ovarios, apéndice y una parte del epiplon; me hicieron un vaciado para no dejar ninguna célula. Cuando salí de la segunda operación me dijeron. “Tienes dos semanas para recuperarte, porque iniciamos una sesión de quimioterapia por si acaso se coló alguna célula por ahí”.
   Hace dos meses terminé la última de las seis quimios que tuve.
   Aquí el mensaje es que se fijen bien quién te atiende y que siempre se revisen. A mí nada más me hacían el Papanicolau, pero es muy importante en el chequeo de una mujer siempre, siempre, hacer eco, porque el cáncer de ovario no tiene síntomas. Los síntomas son como una colitis, no te duele y lo único que sientes es cansancio, te sientes cansada pero, ¿quién no se siente cansada? ¿quién no dice “tengo colitis”? El problema del cáncer de ovario es que muchas veces se detecta cuando ya afectó otro órgano. Lo único con lo que se puede prevenir es acudiendo al ginecólogo constantemente y que sea un buen doctor. A veces también uno escatima en costo y pensamos “Ay, no, es que cobra caro”, “Es que qué incómodo”. Ni modo. Vale eso porque ahora yo me quedé sin la posibilidad de volver a tener un hijo, y sobre todo, lo que una pasa es sumamente difícil.
   Mi principal motivación ha sido poder ayudar a los demás, que ninguna mujer pase lo que yo viví. Nunca dije “Por qué yo”, por qué a mí”, jamás me pasó por la cabeza, más bien dije “si me está pasando a mí, es por algo”. Creo que entiendes muchas cosas y definitivamente considero que si me pasó es para poder ayudar a mujeres que están pasando por esto, o evitarles que pasen por esto. Pero sobre todo, las que están viviendo este proceso necesitan muchísimo apoyo y asesoría y creo que nadie te entiende más que una persona que ya lo vivió, porque muchas veces los doctores tienen toda la razón científica, pero es difícil que un doctor te atienda la parte espiritual, mental y psicológica. Es un tema que no se puede dejar solamente a la medicina.
   A las personas que están pasando por una situación similar, yo les diría que tengan mucha paciencia. No digo que fuerza, porque a quién nos toca esto, no sé de dónde, pero uno agarra fuerza. Estén muy conscientes y muy tranquilos, que esto va a pasar, no va a durar toda la vida. El dolor físico pasa, que entiendan lo que esta enfermedad les quiere decir, porque yo no lo veo como la enfermedad de la muerte, mucha gente piensa que cáncer es igual a muerte.
   lYola llamaría “la enfermedad del renacer” porque te cambia completamente: tu forma de pensar, tu forma de sentir, de ver las cosas, tu forma de ver a la gente, porque de repente ves a todos corriendo y para nosotros es como si los días duraran 72 horas, se hace tan largo, tan largo, y ves a la gente tan preocupada por cosas que no se deben de preocupar que piensas que no es posible; le dan valor a las cosas que no tienen valor, el valor de la vida real es la luz, las plantas, los árboles, la gente, los amigos, la familia. Una persona que está pasando por esto no debe de verlo como un castigo, sino como una posibilidad. Pero el mensaje es diferente para cada persona.

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