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abril 23, 2024

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Samuel Casillas

El creativo que le dio la vuelta a la industria joyera local

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La juventud no fue pretexto para que Samuel Casillas (Guadalajara, 1990) convirtiera sus sueños en realidad. Cuando apenas tenía 18 años de edad, en 2008, el tapatío se dio cuenta que quería hacer algo con su gusto por la joyería y tomó la decisión de irse a estudiar diseño a la ciudad italiana de Lanciano. Durante su estadía en Europa fue que comenzó a trabajar en la idea de crear su propia marca de joyería artesanal y que se especializó en el manejo de ciertos materiales que poco a poco terminaría por incorporar a sus primeras colecciones. Una década más tarde, el sueño de Samuel pasó de ser un proyecto juvenil a una empresa con 90 colaboradores y 10 tiendas a nivel nacional, algo que, como él dice, fue posible gracias a su espíritu aventurero y a su perseverancia.

Hablar con Samuel Casillas implica encontrarse una historia de talento y pasión. Es sentarse con un empresario joven y sencillo que ha visto crecer su empresa de joyería artesanal durante una década, y descubrir que ni todas las tiendas ni los premios son sus más grandes satisfacciones. Para Samuel, lo valioso de estar al frente de Corso, el negocio que él mismo empezó cuando tenía apenas 18 años, es el poder dedicar cada día a la construcción de un sueño que visualizó desde que era adolescente. “La idea de fundar Corso se dio por mi deseo de emprender y de hacer una propuesta de joyería distinta. Desde chico me llamó siempre la atención la joyería, pero en el mercado no encontraba nada artesanal o diferente, entonces quise experimentar con piezas que fueran más casuales y que estuvieran enfocadas a gustos menos formales”, explica Samuel desde su taller. Además el joven empresario reconoce haber estado expuesto al diseño y al sentido de la estética desde una edad muy temprana, pues sus papás también están involucrados en las industrias creativas. “El diseño siempre ha estado presente en mi vida. Mi mamá es diseñadora de interiores y mi papá es licenciado en Administración de Empresas con un don natural para el diseño, así que entre los dos me inculcaron el sentido de las proporciones, el gusto por los materiales naturales, y un extraño interés por las antigüedades y la simbología, elementos que utilizo en todas las colecciones de Corso”, agrega. Poco antes de terminar preparatoria, cuando Samuel comenzaba a plantearse la idea de tomar cursos y diplomados de diseño, la posibilidad de irse un semestre a Italia se volvió una realidad y tomó la decisión de inscribirse en un programa de diseño de las artes clásicas, en la ciudad de Lanciano. “En 2008, cuando ya tenía la inquietud de desarrollar mi propia línea de joyería, hice una pausa en mis estudios de preparatoria y me fui a vivir esta aventura que más tarde me ayudaría a darle forma a Corso”, cuenta.

Al volver, Samuel comenzó a diseñar y fabricar pulseras, collares y diferentes tipos de accesorios que logró colocar en pequeñas boutiques de Guadalajara que de inmediato se convirtieron en clientes recurrentes. “Lo difícil fue perder el miedo a mostrar mi trabajo. En Guadalajara la industria joyera es difícil y competida, y yo no tenía ningún conocimiento de procesos ni nada, entonces realmente no sabía por dónde empezar. Mi familia, que ya se dedicaba a la fabricación de muebles de forma artesanal, me ayudó a darme una idea; sin embargo, los pasos a seguir resultaron no ser los mismos”, detalla. Más tarde, a los 19 y 20 años, Samuel tuvo que hacer frente a la experiencia de cerrar negociaciones con marcas importantes, así como a la profesionalización de sus procesos de producción. “Tenía 19 años y de pronto ya estaba en negociaciones con marcas grandes a las que había que entregarle en tiempo y forma. No fue un tema fácil, pero con el trabajo de todo el equipo sacamos adelante los pedidos con la calidad que nos caracteriza”, relata. El esfuerzo, tenacidad y control de calidad de Samuel se vio reconocido en la pasada edición de Minerva Fashion, una de las plataformas más importantes a nivel nacional para la industria de la moda, pues además de ser elegido para abanderar la pasarela de clausura, le fue otorgado el galardón a Marca Consolidada por su trayectoria y la de Corso. “Estamos muy contentos y agradecidos con todo nuestro equipo de trabajo. Han sido 10 años de muchas satisfacciones, retos, y de un gusto enorme por poder representar a la industria joyera con una empresa mexicana que ofrece diseño y calidad”, acota. Sin embargo, precisa que el camino apenas comienza y que en el futuro cercano tiene la meta de colocar a Corso como marca líder del mercado internacional, así como ampliar su línea de productos. “Nuestra ubicación ofrece muchas ventajas para competir en el extranjero. Guadalajara es conocida como la capital joyera de América Latina porque aquí están los centros joyeros que suministran de materia prima a todos los fabricantes, y una Cámara de Joyería que se ha encargado de fortalecer lo que hacemos en empresas como la de nosotros”, concluye.

 

 

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