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abril 20, 2024

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Hacen arquitectura en armonía con el entorno

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Javier Dueñas y Jaime de Obeso son dos tapatíos que han logrado posicionarse como los líderes de la arquitectura residencial a nivel internacional, prueba de ello, es el reconocimiento que recibieron hace unos días por parte de la International Interior Design Association en la ciudad de Chicago, gracias a su proyecto ubicado en la zona del Bosque de los Colomos que hace alusión a las antiguas casas mexicanas.

El equipo de Players of Life visitó el despacho de su firma, Casas de México, para sostener una enriquecedora charla, en donde además de platicar de sus experiencias y trayectoria, revelaron sus pasiones, sus hobbies y planes a futuro.

Empezaron Casa de México siendo todavía muy jóvenes. ¿Qué retos enfrentaron entonces y a qué tipos de desafíos hacen frente hoy?

Jaime: Cuando me invitaron a trabajar a Casas de México fue hace casi 15 años y en aquel entonces, ya tenían 5 años de existencia. Traían proyectos muy importantes, proyectos que para la trayectoria que yo tenía de carrera profesional eran muy ambiciosos. Entonces cuando entré sentí una responsabilidad muy grande porque adaptarme a esa inercia de trabajo, con la experiencia que tenía, fue una situación complicada en donde te tienes que poner a la altura sea como sea. Traes unas bases, un conocimiento, pero llegas y te pones en una situación en donde para realizar ese tipo de chamba, necesitabas 20 años de carrera (se ríe). Yo salí de la universidad hace 20 años.

Con pocos años de experiencia y ponerte en esa posición, creo que fue una de las situaciones más complicadas para mí, el capacitarme de alguna manera para estar a la altura y “no dejar abajo” a la compañía.

¿A qué retos hacen frente ahora?

Jaime: El mismo desarrollo que hemos tenido en la compañía y cómo ha ido creciendo, nos ha permitido “ir estirando más la liga” cada día, en el sentido en el que cada vez tenemos más la libertad de hacer diseños “irresistibles”.

Queremos estar innovando constantemente; ir haciendo mejores cosas. Buscamos ir subiendo escalones y no queremos repetir lo mismo de antes.

En base al aprendizaje y conocimiento que vas acumulando, van surgiendo nuevas ideas, las cuales muchas veces es difícil que los clientes las adopten de inicio, pero gracias a esa experiencia que tenemos, nos hemos dado cuenta de cosas que se pueden lograr de una manera muy fácil pero que no son ideas o diseños del común denominador. Entonces, el reto es convencer a los clientes de que están en un lugar protegido donde se pueden hacer esas cosas que ellos quieren. Nosotros siempre los invitamos a que suban al siguiente escalón junto con nosotros.

Como ustedes, son muchos los arquitectos de renombre que han surgido de las aulas del ITESO. ¿Coincidencia o qué factores claves creen que encontraron en sus años de formación?

Javier: Efectivamente no te sabría hablar desde otra perspectiva que no fuera desde nuestra casa de estudios. En el ITESO, la arquitectura se ve como algo que tiene que ver mucho con lo humano, desde cómo nos protegemos, cómo nos cuidamos de la luz, los elementos (aire, tierra, agua y fuego). El enfoque del ITESO siempre ha sido muy humanista y creo que esa aproximación, al menos en la carrera de arquitectura, ha permitido que egresen arquitectos conscientes y sensibles a las preocupaciones permanentes que tenemos como seres humanos.

¿Qué significa el haber obtenido el reconocimiento de la International Interior Design Association por segunda ocasión?

Javier: Proyectos como los que desarrollamos tienen muchísimo trabajo detrás. Involucra el trabajo de gran cantidad de personas y son muchos los talentos que tienen que conjugar y armonizarse para lograr un resultado exitoso, primeramente para el cliente que es quien lo va a habitar. Creo que el reconocimiento significa que somos capaces de lograr una armonía entre muchas disciplinas para alcanzar el éxito del proyecto de nuestros clientes.

¿Cómo interpretan los deseos y gustos de cada cliente? ¿Qué principios siguen ustedes para que el arquitecto esté al servicio del cliente y no el cliente al servicio del arquitecto?

Javier: Yo no diría que uno está al servicio del otro, simplemente es una colaboración. Reconoces que tú necesitas ayuda en algo en lo que no eres experto, y a su vez, tú puedes brindar una ayuda, pero no sabes perfectamente cómo viven y cómo quieren vivir. Se vuelve una colaboración en la que tenemos que ir abriendo la comunicación. Dentro de la arquitectura residencial son muy íntimas las conversaciones. Hablar de tu casa es hablar de tus miedos, de tus sueños, inquietudes y se requiere entablar una conversación de confianza para poder encontrar cuáles son esas condiciones de satisfacción que buscan nuestros clientes y poderlas cumplir.

En Casas de México ¿qué entienden por estilo de vida?

Jaime: Yo lo veo como vivir en armonía con las diferentes preocupaciones que tiene día a día el ser humano. Es encontrar una conjunción entre la parte espiritual, familiar, social, económica. Muchas veces podemos caer en el tema de que “estilo de vida” depende mucho de una situación económica, pero finalmente, cada quien lo diseña de acuerdo a sus expectativas y siempre tratando de lograr una armonía entre todos los elementos.

¿De qué manera se mantienen vigentes como arquitectos? ¿Se puede hablar de puros estudios o qué otros factores los complementan?

Jaime: Principalmente en los últimos años hemos tenido un estudio continuo en estrategia y filosofía de negocios y el ser humano. Pero también lo complementamos con viajes. Salir de la esfera en donde vivimos. Justo platicábamos el otro día que la innovación surge fuera del grupo en donde estás. El explorar nuevas situaciones y compartir experiencias con otras personas es muy enriquecedor.

Javier: Nuestra materia prima es la cultura, la idiosincrasia, la historia y cómo todo esto se va adaptando conforme la vida va evolucionando, y tenemos que permanecer atentos a esas situaciones. Una manera de hacerlo es estar viajando, conocer nuevas culturas y observar cómo duermen, cómo preparan su comida, cómo cuidan su cuerpo y cómo lo hacen en distintas condiciones climatológicas.

¿Qué retos ven para la industria arquitectónica ahora que el medio ambiente juega un papel más relevante?

Javier: Yo diría que siempre lo ha jugado, solo que ahora se ha democratizado un poco más la conciencia sobre el medio ambiente. Finalmente, las soluciones son siempre muy sencillas: un espacio bien iluminado, no necesitará que prendas la luz; con un espacio bien ventilado no tendrás que prender el sistema de climatización. Son cosas muy obvias que a veces perdemos de vista o dejan de estar presentes.

Jaime: También han surgido tecnologías nuevas que podemos aprovecharlas para hacer más conciencia. Es simplemente estar “leyendo” el mundo y ver lo que está pasando para poder aportar un poquito en ese sentido (cuidado del medio ambiente).

¿Cómo ha cambiado el concepto de residencia a lo largo de estos últimos 20 años? ¿Qué tendencias ven a futuro?

Jaime: Cada vez la tierra es más cara, entonces la gente busca optimizar de una mejor manera los espacios. En generaciones anteriores, las casas llegaban a tener un lugar para el comedor formal, otro para el de la terraza, etc. Sin embargo, hoy difícilmente ves tantos espacios y lo que tratas de hacer es transformar el diseño o adaptarlo a diferentes condiciones o con menos metros cuadrados. La tendencia es que los espacios se conviertan en lugares más eficientes.

Javier:  Hemos visto muchas transformaciones a lo largo de estos 20 años, sin embargo, la tecnología ha cambiado demasiado las cosas en estos últimos años y nos estamos preparando para ver cómo esto va a afectar la manera en la que hacemos arquitectura. Con el conocimiento que tenemos, nos apasionamos con ofrecer al más mínimo detalle una solución específica. Buscamos siempre incorporar otras disciplinas creativas.

¿Qué les gusta hacer en sus tiempos libres? ¿Cómo son Javier y Jaime fuera del despacho de Casas de México?

Jaime: Tengo tres hijos. Uno de 10, otro de 8 y uno más de casi 6 años. Ellos me demandan mucho tiempo fuera, pero mi pasión son los outdoors. Me encanta la bicicleta de montaña; es como mi válvula de escape y la manera en la que encuentro el balance entre mi cuerpo y mi mente.

Soy fan de la comida japonesa, odio la cocina pero me gustan mucho esas cositas que no encuentras en otros lados, como por ejemplo, hacer carnes con 16 horas de cocción. Me la paso inventando cosas. (Se ríe) Me echan mucha carrilla porque me gusta servirme el Whisky con hielos transparentes que yo mismo los hago porque no se consiguen fácilmente.  Me gusta el café de especialidad, en donde buscas que el grano esté tostado en una fecha determinada para que lo muelas y tenga un molido determinado, el cual pesas y le tomas el tiempo.

Javier: A mí me cuesta distinguir entre trabajo y tiempo libre porque todo el día es ser arquitecto, no hay un rato en el que cuelgas la profesión. Pero ¿cómo lo mitigo? Me gusta mucho leer, dibujar, el arte y viajar, que es creo mi mejor estado.

El tiempo familiar lo disfruto mucho, tengo dos hijas. También hago yoga. Últimamente estoy aprendiendo a meditar y en general disfruto mucho estar en el campo. Practico surf y monto a caballo. Lo que he descubierto es que ese tipo de actividades me gustan porque involucran un contexto, una herramienta y tu conocimiento. Y a final de cuentas, creo que en los proyectos es algo muy similar, pues tratas de simplificar un pensamiento complejo.

¿Cuáles son los planes a futuro de CDM?

Jaime: tenemos un equipo muy sólido de colaboradores y con ese músculo que ya se tiene, queremos expandirnos para trabajar más fuera de Guadalajara. Actualmente también tenemos oficina en la Ciudad de México, en Panamá y en San Antonio, pero México tiene mucho qué dar y queremos hacer llegar nuestra oferta a otros lugares de nuestro país y fuera de él.

 

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