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abril 19, 2024

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Disciplina y constancia, claves del éxito de Michelle Farah

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El gusto por los deportes y la disciplina eran 2 cualidades que Michelle Farah Chalita (Guadalajara, 1990) ya tenía antes de descubrir que el rugby sería la mayor pasión de su vida.

De niña había practicado ballet y luego atletismo, como su mamá, pero no fue hasta que entró a estudiar la licenciatura en Relaciones Internacionales en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) que, por casualidad, le tocó correr al lado del equipo de rugby de la universidad. No sabía de qué se trataba, o cómo jugarlo, pero el entrenador y las integrantes del equipo la convencieron de acompañarlas un sábado después de su entrenamiento de atletismo, y eso fue lo que hizo.

A partir de ese momento no solo encontró su deporte favorito, sino que aprendió a experimentar la adrenalina y el trabajo en equipo bajo un cariz muy distinto, pues se convirtió en la capitana de su equipo y en la líder de importantes competencias nacionales e internacionales.

¿Cómo nace tu interés por los deportes?

Desde que éramos niños, mi mamá nos inculcó la pasión por los deportes. Para ella era una obligación que practicáramos alguno, sin importar cuál fuera, pero que todos, mis hermanos y yo, estuviéramos en algún deporte.

La verdad es que yo siempre he admirado a mi mamá, y por eso es que desde chica quise ser como ella, por lo que empecé primero con ballet, disciplina que mi mamá también practicó hasta los 29 años, y después, cuando tenía yo 8 años de edad y ella se había cambiado ya a atletismo, decidí hacer lo mismo para poder seguir sus pasos y ser igual de rápida que ella. Mis hermanos y yo tuvimos la fortuna de ir a verla competir, de echarle porras cuando se iba a mundiales, de admirar, de sentirnos orgulloso de ella y, lo más importante, de querer estar ahí algún día.

Desde entonces supe que quería viajar para representar a México en un deporte que me apasionara y para el que además fuera buena.

¿Por qué te inclinaste por el rugby?

Fue sin querer. Estaba en el equipo representativo de atletismo del ITESO cuando me tocó ver cómo estaban organizando el equipo de rugby femenil debajo de la pista en la que yo corría. Me llamó la atención, pero no investigué más, no hasta que una de ellas me invitó a verlas jugar para ver si me interesaba después integrarme al equipo. Acepté y, el sábado después de mis pruebas físicas de atletismo, me fui a su entrenamiento y resultó que no tenían suficientes niñas para completar el equipo, así que me pidieron que participara y jugara con ellas. Mi primera reacción fue reírme y decirles que no sabía jugar, que no creía que pudiera serles de mucha ayuda. Sin embargo, en ese momento el entrenador me dijo que me iba a enseñar a caer en caso de me tacklearan, y finalmente accedí.

De ahí en adelante, el rugby me hizo sentir una adrenalina y una pasión que no había encontrado nunca en otro deporte; además de que fue en el rugby donde encontré mi segunda familia, así como la oportunidad de conocer muchos países para representar a México.

¿Cuál es el régimen de entrenamiento que sigues?

Entreno 2 veces al día. Por las mañanas siempre voy al gimnasio y hago mi trabajo de fuerza, y por las tardes, entreno con mi equipo o hago los ejercicios y habilidades que tengo que pulir. En total, de 4 a 5 horas diarias.

En tu opinión, ¿cómo crees que el deporte te ha beneficiado en aspectos personales?

Me ha ayudado a saber trabajar en equipo, a desenvolverme y a poder adaptarme en cualquier ambiente; a ser disciplinada, a convertir el deporte en mi carrera personal y profesional. Creo fervientemente en el deporte como medio de cambio para la sociedad.

¿A quién admiras?

Mi primer modelo a seguir fue mi mamá y lo sigue siendo. Aunque también admiro a algunas jugadoras de rugby como Portia Woodman, Michaela Blyde, Charlotte Caslick y Patricia García.

¿Cuál dirías que fue tu competencia más difícil y por qué?

Físicamente fue Juegos Panamericanos, porque iba con 2 ligamentos del tobillo izquierdo destrozados y tuve que jugar el torneo infiltrada. No era como yo quería competir, pero bueno, las lesiones son una de las cosas que van de la mano con el deporte y tienes que aprender a lidiar con ellas de la mejor manera posible.

Pero si no hubiera tenido esa lesión, mi competencia más difícil quizá hubiera sido la primera vez que fuimos a Hong Kong en 2014. Fue un torneo al que llegamos un día antes de competir. El cambio de horario nos afectó y también el hecho de que la humedad estuviera al 97%. Nos quemaban los pies, la cabeza, sentíamos que nos íbamos a desmayar. Realmente las condiciones no fueron las más favorables, pero fue parte de lo que nos tocó enfrentar y había que hacer nuestro papel lo mejor que pudiéramos.

¿Qué consejo le darías a quien aspira a convertirse en atleta de alto rendimiento?

Nunca rendirse. Va a haber muchas circunstancias que los puedan hacer renunciar, pero tienen que aferrarse a su sueño. En México, es difícil ser atleta de alto rendimiento porque el apoyo no llega a los deportistas, pero es importante que mantengan sus ojos en sus metas. Hay que ser creativos y buscar fondear las competencias con apoyos que vengan de otros lados. También que su deseo de triunfar realmente sea mayor a cualquier obstáculo que se les presente.

“Siempre hay que ser agradecidos, y ver y apostar por el lado positivo de las cosas.”

 

Conoce más de Michelle

  • Entrena rugby desde hace 7 años.
  • Ha participado en 30 campeonatos nacionales e internacionales de la especialidad.
  • Participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2014.
  • Ganó el primer lugar del Caribe en Islas Caimán 2013.
  • Ha sido nombrada MVP del Chicago Sirens, del Consur B y del campeonato de México.

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