A los 8 años comenzó la inquietud de Daniela, campeona en su categoría, por incursionar en el mundo del Tae Kwon Do. “Siempre he practicado algún deporte. Cuando era chica estaba en clases de ballet y tenis en el club, pero no fue hasta que platiqué con mis primas, con las cuales soy muy cercana, que me animé a ir a una clase de Tae Kwon Do. Siempre me había llamado la atención esta arte marcial, sin embargo algo me detenía para intentarlo. Al escuchar la experiencia de mis primas de haber ido a una olimpiada nacional, todas las personas que habían conocido, etc. Tomé la decisión de ir a mi primera clase, y fue un flechazo inmediato”, cuenta.
Bajo la tutela del profesor Ricardo Valdés Padilla, la deportista de alto rendimiento comenzó su carrera y entrenamientos para lograr llegar a donde está. “Desde mi clase de prueba supe que quería seguir practicando Tae Kwon Do. Mi profesor me cuenta que desde que empecé, vio un gran potencial y por esto presionó para que siempre hiciera las cosas de la forma correcta. Él vio algo especial y supo motivarme para llevarlo al cien”, explica.
Formar parte de la Selección Mexicana de Tae Kwon Do implica la superación constante de retos. Además, los atletas de alto rendimiento deben sacrificar algunas cosas para enfocarse al cien por ciento en su rendimiento dentro y fuera de las competencias. “Algo que ha representado uno de los mayores retos en mi trayectoria dentro del TKD fue aprender acrobacias para el “freestyle”, ya que es una rama nueva y no crecí con ella. En mi penúltima olimpiada mi entrenadora me inscribió para competir en todas las modalidades que existían y era elegible para hacerlo. En total, tenía que presentarme en 6 competencias, 3 modalidades tradicionales y 3 “freestyle”. Esto implicaba un entrenamiento intenso y sin oportunidad de descanso; terminando de entrenar mi forma individual, empezaba con pareja y posteriormente con tercia, igual con “freestyle”. Fue un proceso fuerte, tuve que sacrificar ver a mis amigos, ir a fiestas de quince años, reuniones y viajes, pero lo repetiría mil veces. Tenía objetivos y metas por cumplir, así que lo hice mi estilo de vida”, agrega.
Un atleta de alto rendimiento se caracteriza por el nivel de disciplina en su estilo de vida. Además, deben atenerse a una rutina predeterminada para mantenerse saludables y en régimen para un óptimo rendimiento. “Ser un atleta de alto rendimiento es disciplina al máximo. Llega un punto en el que todos hemos estado, tu cuerpo y mente están agotados, y es justo en ese momento que la disciplina te empuja a levantarte y trabajar por los sueños que tienes y metas que te has propuesto. Por otro lado, está un compromiso contigo y con terceros. Existen personas que apuestan por ti como tu familia, tus compañeros, entrenadores, etc.”, acota.
“Compromiso es no desvelarte cuando tienes entrenamiento al día siguiente temprano, es saber tener límites en tu vida personal en todos los aspectos. Es importante recalcar que la disciplina y el compromiso van de la mano, y al encontrar una sintonía ideal se logran cosas extraordinarias. He vivido así por varios años de mi vida, creando una rutina y un estilo de vida saludable que me da la satisfacción de sentirme plena”, insiste.
Para aquellos que practican Tae Kwon Do, o lo han hecho, es claro que el coach que te acompaña juega un papel indispensable en cómo será tu desempeño en entrenamientos y competencias. “He tenido diferentes entrenadores, y cada uno ha jugado un papel demasiado importante en mi vida. Al cambiar de coach existe una curva de tiempo para adaptarnos mutuamente al estilo del otro, sin embargo es parte de convertirte en un atleta de alto rendimiento. He tenido la fortuna de ser entrenada por coreanos y mexicanos, ambos tienen su estilo muy particular de entrenar. Un coach te guía por el camino hacia tu meta, es quien te ayudará a prepararte de la mejor manera física y mentalmente; se convierte en familia, en esa persona con la que gritas, te enojas, festejas lloras y compartes los éxitos y derrotas. Tu entrenador se convierte en tu mano derecha, tu confidente y tiene el poder de motivarte con un comentario positivo para dar lo mejor de ti o sacar el coraje deportivo necesario para una mejor interpretación con una retroalimentación” nos platica la campeona.
El momento en el que cualquier competidor de esta arte marcial da un paso al tatami, área acojinada designada para la presentación de formas o encuentros de combate, se intensifican los sentimientos y algo especial sucede. “Entrar al tatami es una sensación inexplicable. En ese momento soy solo yo escuchando el latido de mi corazón, peleando contra mí misma. Es una lucha interna en la que tus pensamientos pueden consumirte de energía positiva o negativa. Te llenas de adrenalina, pueden temblarte las manos un poco, pero son esos nervios que te ayudarán a mantenerte activo para el combate al que estás por entrar”, profundiza.
“Estar en el área compitiendo sin importar quién esté viéndote por estar tan enfocada en lo tuyo es sentir los latidos de tu corazón, escuchar tu respiración y como esta se acelera; es sentir y tener conciencia de cada movimiento que estás por realizar, es el momento en el que unes cuerpo y mente para un trabajo juntos. Por otro lado, al realizar mi forma en competencia, me siento tan “yo”, que hasta mi actitud cambia, mi cara cambia, mi aura cambia y mi energía es totalmente otra. Me han dicho que mi cara cambia al grado de intimidar con el gesto de guerrera que suelo adoptar en estos momentos. Creo el sentimiento de entrar a esa zona de competencia conocida como tatami es tan único y especial, que solo si has entrenado esta arte marcial podrías entenderlo”, añade.
Al preguntar a la deportista si recomienda abiertamente la práctica de Tae Kwon Do, no dudó en darnos mil razones por las cuales todos deberíamos estar inscritos en un arte marcial. “Lo recomiendo a mamás, amigos, familiares y hasta personas que no conozco muy bien. El Tae Kwon Do es un arte marcial que te enseña a defenderte, a construir una buena autoestima y autoconfianza, a saber actuar en situaciones de riesgo, a escuchar a nuestro cuerpo y a tranquilizar la mente en momentos que sería muy fácil perder la cabeza. He probado varios deportes, y me he comprobado que el TKD es uno de los más completos ya que utilizas todo el cuerpo”, comenta.
Practicar esta arte marcial trajo a la vida de Daniela Rodríguez una pasión que menciona como indescriptible, sueños inmensos y retos constantes. “El Tae Kwon Do me ayudó a ser una mujer guerrera, fuerte, independiente y capaz de poder tomar decisiones sobre mí misma. Esto forjó un carácter inquebrantable. Además, me trajo una vida saludable y me ayudó a aceptarme como soy y siempre trabajar por sentirme bien, cuidar mi cuerpo y mi salud”, agrega.
Entre sus planes a futuro, la medallista seguirá entrenando intensamente para continuar poniendo el nombre de México en alto a nivel nacional e internacional. “Vienen proyectos deportivos interesantes, como seguir participando en mundiales y cosechar medallas de oro para nuestro país. Me gustaría tener la oportunidad de participar en otro proceso olímpico, pues el pasado lo disfruté enormemente. Además, para mí es importante terminar mi carrera universitaria, y poder ejercer. Quiero lograr un equilibrio en todos los sentidos, tener una vida laboral exitosa, una vida en familia saludable y por qué no, hasta ser entrenadora de las generaciones por venir en este deporte”, concluye.
